Así fue como comenzó la biblioteca del Clásico. Agustí Marín, impulsor de esta iniciativa y bibliotecario del Club, comentaba: "En ese momento mi único medio era mi propia biblioteca, que era escasa a la hora de dar respuesta a las más diversas consultas relativas la identificación y la restauración de un vehículo. Esto me hizo decidir a encontrar, entre nuestros primeros socios y amigos, gente con los conocimientos y la información que yo no tenía. Entre los más destacados había Guillem Tachó y Antoni Camprodon -yo era un asiduo visitante de su taller-, y algunos de los primeros coordinadores de las secciones que organizaban encuentros de marcas. Entre estos recuerdo a Benito Freire, presidente del Club Jaguar, que no lo suficiente satisfecho con las informaciones que me daba, el día que pasaba por los Encantes de Barcelona siempre encontraba algún documento antiguo que nos cedía gratuitamente para nuestra biblioteca ... También hay recordar las donaciones hechas por Luis Gil y Dieter Pieper, coordinadores de las secciones Citroën y Mercedes respectivamente ".
En 1996 la biblioteca del Clásico hizo entrega de una colección completa de revistas del Club en el Archivo Nacional de Cataluña e hizo un intercambio de documentación proveniente de la Fundación Elizalde con el Archivo Nacional de Cataluña para la documentación de las bibliotecas del Clásico y del Antic Car Club de Cataluña.
En 1997 tuvo lugar un hecho fundamental para la biblioteca: el traslado de las instalaciones del Club en un local mucho más amplio, situado en la calle Tarragona 50 bis, este hecho permitió poder disponer de un espacio propio dedicado exclusivamente a la biblioteca. Algunos socios como Francesc Clota no dudaron en darnos una mano y proporcionarnos unos archivadores metálicos, así como toda una serie de documentos de época para completar nuestra biblioteca. Este hecho se acabó de redondear el año 1998 con el primer dinero que el Club destinó a la compra de libros para la biblioteca.
En aquellos momentos, hasta la compra de los primeros volúmenes, la documentación de la biblioteca había ido creciendo gracias a la confección de libros hechos con fotocopias de los libros que nos dejaban. Por otra parte, un hecho fundamental desde un principio fue el de las donaciones hechas por nuestros socios y amigos, algunas muy importantes como cuando, en 1998, el socio Francisco Rosiñol nos dio 250 ejemplares de la Revue Tecnique Automobile y una gran cantidad de catálogos técnicos que son determinantes para la confección de las fichas técnicas reducidas que el Club comenzó a hacer unos años más tarde. Como ellos, muchos otros han colaborado desde el principio y hasta nuestros días en la creación de la que ahora es nuestra biblioteca, entre ellos, Luciano Mañes, por ejemplo. Desde el Club, queremos mostrar un agradecimiento muy especial por la ayuda recibida durante todos estos años por parte de nuestros socios y que ahora sirve para que cualquier persona, sea o no del club, pueda consultar todas nuestras colecciones, libros, artículos, catálogos, etc. que hacen un importante patrimonio por este club.