XIX Gastronómica en Ca l’Arpa

El pasado sábado 6 de octubre tuvo lugar el tradicional encuentro gastronómico que cada año organiza el matrimonio Esteve, Josep y Sedes.

Este año la cita consistió en un recorrido iniciado en el Parador de las cuatro carreteras de Tona y, pasando por los pueblos del este de Vic, visita a La Garrotxa por la carretera del Coll de Bracons, todo un clásico por los forofos de complicarnos la vida eligiendo las peores carreteras que se puedan encontrar… ¡pero mira que son divertidas, al menos para quien conduce!

De Olot, por Santa Pau y Mieres y yendo hacia Banyoles, se hizo parada en Can Ginebreda. Es un lugar singular, por decirlo de alguna manera. Un gran espacio al aire libre, en realidad un bosque, sembrado de esculturas contemporáneas y, la mayoría, de evidente contenido erótico. Algunas bastante explícitas, lo que originó chistes y chascarrillos picantes de los más pillos de la pandilla.

En este espacio tiene su taller un escultor que, supongo, debe de ser un erotómano confeso. No vi por ningún sitio el clásico letrero de “Para mayores de 18 años” pero me recordó a cuando íbamos a Perpiñán a ver cine que aquí no te dejaban ver los salvadores de la moral y las buenas costumbres. Completada la visita cultural -en el fondo todo es arte- se llegó a Banyoles.

La excelente organización se había preocupado de que nos reservaran aparcamiento a tocar del lago (un lugar difícil para dejar el coche) y poder embarcar en una de las ‘golondrinas’ que te dan una vuelta por el estanque. Un paseo plácido, bucólico, con poco ruido, sin olas, con unos patos por aquí, unos remeros de kayak por allá… ¿qué mejor cosa prepara el espíritu para una comida de fiesta mayor?

Porque la comida lo era, ¡de Fiesta Mayor! Como ha sido la norma de cada año, es tradición que la comida se haga en un restaurante distinguido con una estrella Michelin, en un lugar diferente cada vez. La Gastronómica –nombre familiar con el que se conoce en el Clàssic esta salida- ha sido, para los que la fortuna no nos permite frecuentarlos tanto como querríamos, la forma de ir conociendo restaurantes Michelin en cómodos plazos anuales.

Esta vez la comida fue en Cal Arpa, clasificado con la estrella de rigor, un lugar recomendable de todas todas. ¡Platos, presentación, servicio y local, fantásticos! Si nos toca la Primitiva –que será un día de estos- iremos a comer y cenar cada día, lo juramos, porque estuvo muy bien.

La única lástima fue que la mitad de la organización, o sea Sedes, no pudo venir por hospitalización. Le deseamos una rápida mejora y que la volvamos a ver pronto.

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