Un día inicialmente muy ventoso pero finalmente sereno y soleado acompañó a las setenta motocicletas que se reunieron en Vilada (Berguedà) el día 16 para tomar parte en la novena edición de la Ruta de las 30 Paellas. Motos únicas, ambiente de primer nivel y un recorrido con novedades que gustó todavía más a los participantes hicieron que la jornada fuera realmente inolvidable.
Entre las máquinas más espectaculares que pudieron ver de cerca los curiosos que se acercaron hasta el Parc dels Gronxadors del pueblo había una Bultaco Streaker 125 con kit Parabellum (refrigeración líquida), una Ossa Yankee 500 y una Laverda Montjuic venidas de Lleida, las Montesa 250 Automix (Rapita y King Scorpion) de los gemelos Martí, varias Morini 3 y 1/2, una Kawasaki KZ 650, una NSU, una Derbi 125 de los años 50, un grupo de BMW GS procedentes del Lluçanès (con Damià Picas en cabeza), una Derbi 2002, una Honda 500 Silverwing, una numerosa representación del Moto Club Impala (gracias, amigos, por vuestra presencia), un grupo de Bultaco Metralla con perfume Astro (el mismo agradecimiento para vosotros, bultaquistas)..., en fin, una retahíla de máquinas que resiguieron el trazado disfrutando tanto de la reviradísima carretera que va desde La Pobla de Lillet hasta Campdevànol como del espectacular paisaje. Después de un vermut servido por el bar Comellas, ya en Vilada, el grupo comió en el restaurante Cal Candi. La sorpresa del día fue la donación de un cuadro para sortearlo entre a los asistentes por parte del pintor Pedro Castaño. La organización entregó el premio fidelidad (por su presencia a la prueba desde la primera edición) al montesista Eugeni Soriano, y el galardón al participante venido de más lejos fue para Josep Maria Font, de Lleida. hubo un brindis por la continuidad de la salida, que en 2016 celebrará, si Dios quiere, el décimo aniversario.