La capital del Moianès regresó al pasado con motivo de la séptima edición del Encuentro de 600 de Moià, el 17 de mayo. Treinta y ocho unidades del mítico Seat llenaron la plaza del Moianès. ¡Qué estallido de colores! Los había verdes, morados, naranjas, rosas, descapotables, deportivos... Sin desmerecer los de color clásico, como el beige, blanco o gris. La participación fue muy variada, con gente del Pla de l'Estany, de la Selva, del Baix Llobregat, del Vallès, del Bages, de Osona, del Anoia y, cómo no, del Moianès. Por suerte, el tiempo acompañó.
Después de un magnífico desayuno de tenedor en el Restaurante El Moianès -a base de ensalada, judías y brasa-, los coches dieron una vuelta por las calles del pueblo y tomaron la carretera de Collsuspina para ir hacia La Pullosa y Les Masies de Voltregà. El recorrido prosiguió hasta la Farga Lacambra, donde los asistentes visitaron el Museo del Cobre, que presenta una exposición permanente en la que se explican las propiedades de este metal, los orígenes de la metalúrgia, las aplicaciones del cobre y otros aspectos de interés. La visita continuó en la fábrica de cobre reciclado, donde se puede ver en directo el proceso de transformación del cobre a través de una pasarela aérea que atraviesa las instalaciones de la fábrica La Farga Lacambra. Gracias a la pasarela se puede ver en vivo desde la fundición del cobre hasta la elaboración de la catenaria de un tren. Después de una magnífica visita, hubo un buen vermut, con productos del Moianès, para volver a cargar las pilas y emprender ruta hacia el Lluçanès, atravesando Sant Hipòlit de Voltregà. En Sant Boi de Lluçanès, los Seiscientos quedaron aparcados mientras los participantes comían en Cal Met, en pleno centro del pueblo. Fue una buena comida, casera, de fonda, a la que se puso broche con un brindis y la entrega de una serie de recuerdos del encuentro.
Fotos: LLUÍS GUÀRDIA